Una de las características más singulares y entrañables de una bicicleta es que se trata de una máquina relativamente sencilla en medio de un mar moderno de tecnología compleja.

Sí, los cuadros pueden fabricarse con fibra de carbono de la era espacial, y hay motores eléctricos y baterías en muchas bicicletas contemporáneas. Pero una bicicleta sigue siendo una máquina de tracción humana con sencillos mandos manuales para accionar sus engranajes.

Aun así, tu bicicleta requiere un mantenimiento regular como cualquier otra máquina. Es de esperar que te hayas hecho muy amigo de la gente de tu tienda de bicicletas local; al fin y al cabo, son los expertos ideales para ayudarte a mantener tu bici y la puerta de entrada a tu comunidad ciclista local.

Pero entre las revisiones rutinarias, deberías tomar la iniciativa para asegurarte de que tu bicicleta es segura para pedalear y rinde a su nivel óptimo. Aquí tienes cinco comprobaciones esenciales que debes realizar antes de cada salida en bicicleta.

1. INSPECCIONA TUS NEUMÁTICOS

Comprobar los neumáticos antes de salir de ruta es un proceso que consta de dos partes.

La primera parte puedes hacerla durante el proceso de limpieza habitual de tu bicicleta: inspecciona atentamente los neumáticos delanteros y traseros en busca de pequeños restos de suciedad, como piedrecitas o trozos de cristal, que se hayan incrustado en la superficie de rodadura.

Con el tiempo, estos pequeños residuos pueden atravesar la carcasa del neumático y provocar un pinchazo. Definitivamente, no querrás correr ese riesgo antes de emprender una épica salida de un día entero.

Así que, de nuevo, inspecciona atentamente los neumáticos y, si encuentras restos, retíralos con cuidado con un destornillador plano, un punzón u otra herramienta adecuada. Si descubres un gran corte u otra zona problemática que pueda provocar un pinchazo, no te lo pienses y sustituye el neumático.

El segundo paso en la preparación de los neumáticos antes de la ruta es un poco más obvio: utiliza una bomba para inflar los neumáticos a la presión que prefieras.

Todos lo hemos experimentado: nos sentimos demasiado entusiastas y ansiosos por subirnos a la bicicleta y salir a pedalear, sólo para descubrir que nuestros neumáticos están demasiado blandos; esto podría, en el peor de los casos, reducir potencialmente las capacidades de comportamiento de tu bici o, al menos, dejarte luchando contra un obstáculo mental que superar sabiendo que tus neumáticos no están optimizados para la ruta del día.

2. REPASA LOS TORNILLOS

Esto es increíblemente importante, y es algo que tu tienda de bicicletas o tu mecánico deberían comprobar siempre que revisen tu bicicleta.

Pero también es una buena idea que te asegures regularmente de que todos los tornillos de tu bicicleta están apretados con el par de apriete adecuado, según lo prescrito por el fabricante de cada componente.

Hazte con una llave dinamométrica que tenga ajustes para todos los componentes de tu bici (normalmente con un rango de al menos 4 Nm a 10 Nm, pero esto puede variar de una bicicleta a otra) o un juego de varias llaves fijas de Nm, e instrúyete en el uso de la(s) herramienta(s).

La mayoría de los componentes, como la potencia y la tija del sillín, tienen el par de apriete adecuado escrito cerca de los tornillos. Si no es así, consulta el manual de propietario o ponte en contacto con el fabricante del componente.

Revisa la bicicleta y comprueba cada tornillo, uno por uno, asegurándote de que están apretados al par de apriete recomendado, ni más ni menos. Hacerlo no sólo te dará tranquilidad, sino que también podría salvarte de un problema mecánico en la carretera.

3. AJUSTA TU CAMBIO

Revisar el cambio de marchas de tu bicicleta debe ser una de las principales prioridades de tu taller o mecánico cada vez que la lleves a revisar.

Lo ideal sería que hicieran una puesta a punto completa de tu bici una vez al mes. Pero si no puedes utilizar el servicio de otra persona, es algo que debes comprobar tú mismo.

Prueba el cambio de marchas de tu bicicleta y presta mucha atención a la suavidad de los cambios de marcha. Si tu bicicleta no cambia bien, realiza algunos ajustes en los desviadores siguiendo el proceso recomendado por el fabricante del componente.

Si las cosas siguen sin ir del todo bien, puede que haya llegado el momento de cambiar los cables del cambio (si tienes una transmisión mecánica) o de inspeccionar la instalación eléctrica (si tienes una transmisión electrónica). Para sustituir piezas como éstas, te recomendamos que lleves la bicicleta a tu taller o mecánico local. El cambio de marchas es una parte tan vital del uso de tu bicicleta que no querrás saltarte este paso y encontrarte luchando por meter la marcha adecuada mientras estás en la carretera. Esto no sólo te hará pasar un día de pedaleo poco estelar, sino que podría dañar las piezas de tu bicicleta.

4. INSPECCIONA TUS FRENOS

Al igual que otras comprobaciones esenciales mencionadas anteriormente, el mantenimiento de los frenos debería ser algo que tu tienda de bicicletas o mecánico local compruebe cada vez que lleves tu bici a revisión. Y como es tan importante para la seguridad y el rendimiento de tu bicicleta, también es algo con lo que deberías estar familiarizado y sentirte cómodo inspeccionándolo y evaluándolo tú mismo, si no te encargas de todo el mantenimiento.

Antes de salir a dar una vuelta completa, da una pequeña vuelta cerca de casa a poca velocidad y presta mucha atención al rendimiento de los frenos. Si todo va bien y eres capaz de frenar con seguridad y comodidad, así como de modular adecuadamente los frenos en los descensos y en las curvas, entonces todo está correcto. Si notas algo raro o diferente de lo normal, comprueba los frenos.

  • En primer lugar, asegúrate de que las ruedas están correctamente alineadas y fijadas en las punteras o ejes pasantes de la bicicleta, y dales una vuelta con la mano para comprobar que giran libremente y con suavidad. 
  • Si tienes frenos de llanta, comprueba que la pista de frenado de la rueda no esté en contacto con las zapatas de freno mientras gira. 
  • Si tienes frenos de disco, escucha para asegurarte de que el disco no está en contacto con las pastillas de freno dentro de las pinzas; si es así, lo más probable es que oigas un tintineo.

Si notas algún tipo de rozamiento, ajusta los frenos según el proceso recomendado por el fabricante.

Además, sea cual sea el tipo de frenos que tengas, comprueba las pastillas. Asegúrate de que no muestren signos de desgaste excesivo según las recomendaciones del fabricante de las pastillas de freno. Si algo parece ir mal, o tus pastillas muestran demasiado desgaste, sustitúyelas inmediatamente. Si descubres que tus frenos no funcionan correctamente, lo único que harán será arruinar tu jornada de bici.

5. LAVA TU BICICLETA

Por último, esto no es tanto una "comprobación" como algo de lo que deberías ocuparte regularmente.

Tu bicicleta es la parte de tu equipo ciclista más cara y, seamos sinceros, la más divertida. Así que asegúrate de tratarla bien y de mostrarle algo de cariño con regularidad.

En un mundo perfecto, lavarías tu bicicleta de forma rápida durante unos cinco minutos después de cada una o dos salidas, además de una limpieza a fondo al menos una vez al mes. Sin embargo, no vivimos en un mundo perfecto, y todos somos culpables de meter de vez en cuando la bicicleta sucia en el garaje inmediatamente después de una salida.

Una vez al mes, dedica al menos de 30 a 60 minutos a lavar bien tu bici. Utiliza limpiadores y jabones específicamente formulados para cuadros y componentes de bicicleta, y prepárate para darle al proceso un poco de "aceite de codo" para asegurarte de que todas las piezas y partes de tu bicicleta estén brillantes y libres de suciedad y residuos.

No olvides desengrasar la cadena y los componentes de la transmisión y añadir lubricante nuevo para la cadena. Una bicicleta limpia no sólo funcionará mejor, sino que también te dará un impulso mental mientras pilotas sabiendo que llevas una de las bicis más bonitas de la carretera.

A tal efecto, no dudes en limpiar rápidamente tu bicicleta antes de salir al encuentro de tus compañeros.